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Sala blanca de la NASA |
Empezaron a rodar hace tres años y hoy cuentan cómo es su rutina, con la complejidad propia de una unidad tan especial, en una jornada normal. Para entrar en las salas de producción, hay que pasar por tres presiones intermedias, un sistema de esclusas con puertas enclavadas para que haya una cascada de presiones de más a menos y el flujo de aire siempre sea de dentro hacia fuera. El aire que no es estéril no pasa, está filtrado y el tejido creado, cuando sale de estas salas, lo hace herméticamente. En esas condiciones el principal contaminante son las personas, los agentes externos, ya que la ropa para acceder a la sala está diseñada especialmente para ello. Ya en el interior, la doctora Olga Espinosa, responsable de producción, explica cómo debe quedar constancia de cada paso que dan y por eso se imprimen a diario todas las órdenes de producción. Mientras habla, está realizando un “cambio de medio de cultivo”, que es el sustrato en el que crecen las células. “Lo aspiramos , se hace un lavado y ponemos otro para que el lote de células siga su proceso productivo”.
Imagen: sin copyiright de la NASA
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